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Vinos del Nuevo Mundo para maridar con asado: fuego, sabor y carácter

El asado no es solo una comida: es un ritual, una experiencia social y cultural profundamente arraigada en países como Argentina, Chile, Sudáfrica o Australia. Y así como el fuego transforma los cortes de carne en delicias inolvidables, un buen vino puede elevar la experiencia a otro nivel. Los vinos del Nuevo Mundo, con su expresividad, estructura y diversidad, son aliados perfectos para acompañar esta celebración del sabor.

Vinos Pascual Toso

En primer lugar, ningún maridaje con asado está completo sin mencionar el Malbec argentino. Sus taninos amables, su perfil frutal y su fondo especiado hacen que sea una opción casi natural para cortes como el bife de chorizo, la entraña o la costilla. El Malbec suaviza la grasa, resalta los jugos de la carne y mantiene su protagonismo sin imponerse.

Otra excelente opción es el Carmenère chileno, con sus notas de pimiento rojo asado, fruta madura y taninos suaves. Funciona especialmente bien con carnes marinadas o con un toque ahumado, como el asado de tira o el cerdo. También combina muy bien con embutidos parrilleros como la longaniza o el chorizo.

Para quienes prefieren un perfil más robusto y especiado, la Shiraz australiana es ideal. Vinos de Barossa o McLaren Vale, con cuerpo y profundidad, son compañeros perfectos para carnes a punto o bien cocidas, costillas a la barbacoa o cortes con salsas intensas. Sus notas de pimienta negra, ciruela y cuero armonizan con el ahumado de la parrilla.

Desde California, los Zinfandel aportan una alternativa jugosa, con un toque dulce y especiado que funciona de maravilla con salsas agridulces, costillas glaseadas o cortes braseados. También los Cabernet Sauvignon californianos, más maduros y pulidos, se adaptan muy bien a carnes magras como el lomo o la tapa de cuadril.

Los más aventureros pueden incorporar vinos del Cap occidental sudafricano, como un Pinotage intenso o un Syrah del Swartland. Sus perfiles terrosos y ahumados aportan profundidad a carnes cocinadas lentamente o preparaciones con hierbas y especias.

Y aunque los blancos no suelen ser la primera elección, un Chenin Blanc sudafricano con buena acidez o un Chardonnay con paso por barrica pueden acompañar cortes de cerdo, pollo al spiedo o vegetales grillados, aportando frescura y contraste.

Lo importante, más allá de la elección específica, es que los vinos del Nuevo Mundo comparten una virtud esencial con el asado: celebran la autenticidad, el carácter y la conexión con la tierra.

Un buen fuego, una buena compañía y una botella que hable del lugar donde fue hecha… eso también es asado.

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